24 feb 2011

LA PAREJA

En la pared de una oficina de un consejero hay un letrero que dice: ¨Las personas se sienten solas porque hacen paredes, no puentes¨.
El levantar paredes será la garantía de una relación sin significado.
El edificar puentes mutuamente será un poco difícil, pero promete la única esperanza de escape de la soledad y del aislamiento.
Samuel shoemaker dijo:¨No estamos solos ni solitarios porque no seamos amados; estamos triste y solitarios porque no amamos¨.
A veces la verdad nos hiere profundamente. Pero si se habla de verdad en amor, se diseña solamente para ayudar, no para lastimar. Si podemos hacer esto nos garantizaremos dos cosas.
-El contenido de nuestra comunicación será auténtica (verdad).
-Nuestra comunicación se dará en una circunstancia correcta (el amor).
Cuando las relaciones han sufrido mucho deterioro, hay la tendencia que las personas se involucren en una comunicación negativa. Cuando esto pasa, el deterioro aumenta y la crisis se profundiza. La comunicación negativa solamente sirve para revelar lo peor de cada uno. Cada uno quiere decirle al otro exactamente lo que piensa y es una declaración que ninguno de los dos esta en condiciones de hacer.
Se ha dicho que todo argumento tiene dos lados, pero algunos no tienen fin o extremos. También se ha dicho que en las discusiones se usan las palabras más fuertes para los argumentos más débiles.
Es sorprendente la cantidad de faltas que encontraos en el otro, si nos acondicionamos para ver lo negativo.
Un hombre dijo de su esposa: ¨A mi ni siquiera me gusta el modo como ella se corta las uñas¨
Una mujer cuyo esposo continuamente la acosaba con negativas, le dijo a su consejero;
¨Si al menos se sonriera¨.
Hay un proverbio japonés que dice: ¨Una palabra de ternura puede calentar tres meses de invierno¨.
-¨El matrimonio puede ser hecho en el cielo, pero también los truenos y los relámpagos¨.
Para formar relaciones significativas debemos persistir (trabajar duro) para mantener la unidad en el vínculo de paz. Y esto no puede hacerse si las personas no se corren de sus problemas. Por el contrario, tienen que estar dispuestas a acercarse a sus problemas y la una a la otra. Atacando los problemas, no a la persona.
Es más fácil el atacarse el uno al otro que atacar los problemas. Pero la conducta de desquitarnos, o atacar a la otra persona nos garantiza dos cosas;
- Los problemas se agrandan.
- Las personas se hacen más pequeñas, así que hay menos recursos para tratar con los problemas.
Es cierto que a veces se suscitan problemas entre dos personas. El error que hay que evitar es el de pasar por encima el problema y atacar a la otra persona. Y con tan inapropiado estilo de relacionarse, se garantizara la mayor profundidad del conflicto. El atacarse el uno al otro solo sirve para causar una imagen falsa del problema al desviar la atención hacia el que se cree que es el causante del problema desviar la atención hacia el que cree que es el causante del problema y así, alejarse del mismo problema.
En nuestras relaciones íntimas, fallamos al enfocar el problema, y hacemos que la otra persona sea el blanco. Las energías psíquicas necesarias para tratar nuestras diferencias son mal dirigidas hacia maniobras defensivas para evitar ser lastimados. Cuando hemos sido atacados, no tenemos la disposición ni los medios para comprometernos en aventuras constructivas.
Enfrentando el conflicto con franqueza, y no indirectamente:
Algunas personas tienen la dificultad en admitir que tienen alguna dificultad en sus relaciones. Esta indisposición o incapacidad (cualquiera que sea) tiende a complicar las tensiones.
Cuando el conflicto llega, las personas con frecuencia dan cualquiera de dos desafortunadas respuestas. Por un lado, puede admitir el conflicto y apartarse por causa del conflicto, por el otro lado, pudieran negar la existencia del conflicto porque psicológicamente es una amenaza.
El problema no es que las personas tengan conflictos. La cuestión es como manejar los conflictos que resultan. Cuando nos confrontamos el conflicto con franqueza, se le tiene que tratar co indirectamente. Esto es, el conflicto estará presente en forma de un temperamento fuerte, palabras hirientes, conducta guiada por los sentimientos, silencio, negativismo y muchas otras manifestaciones inapropiadas. Cuando esto sucede, no podemos tratar con el conflicto mismo sino con la manifestación de actitud y de conducta que ello implica. Así, la posibilidad de hallar la solución satisfactoria de la dificultad será remota.
Perdonando no juzgando; Desafortunadamente, con frecuencia hemos limitado el alcance de este maravilloso concepto, de hecho, Jesús dijo que el perdón de Dios para nosotros se determinara por el perdón que nosotros demos a los otros. Que le dice esto a nuestras relaciones? Dicen que el perdón que esperamos de Dios tiene que ser reflejado en nuestro perdón de otros. El juicio o crítica no tienen lugar en nuestra vida.
Como dijo Samuel Shoemaker; ¨El juicio congela, el Amor derrite¨.
La forma más rápida para que una relación se infecte es que la crítica le sea inyectada. El veneno de la crítica hace pronto su trabajo, amenazando la vida misma de la relación.
Alguien ha dicho: ¨Cuando confieso las faltas de otros declaro guerra. Cuando confieso mis faltas, hago paz¨.
El juicio es la tarea de Dios; perdonar es la nuestra. Millones de relaciones podrían cambiar de la noche a la mañana si el juicio cesara y el perdón empezara. El juicio es un asalto del carácter de otro. Es evaluar el valor de uno basándose en la percepción del otro, Es medir un motivo por un conocimiento limitado e inadecuado. No podemos saber el intento en el corazón de la otra persona. Y tampoco correctamente tasar el significado de la conducta del otro. Solamente Dios puede hacer esto. Por el otro lado, el perdonar deja el juicio a Dios. El perdón busca remendar las relaciones rotas.
Busca ver a la persona como Dios la ve, como una persona de un valor infinito. Este es el secreto de la armonía para vivir en amor con los demás.
LOS CAMBIOS NECESARIOS PARA LA RELACION DE PAREJA
Analizaremos algunas posturas que crean errores en la relación matrimonial...
El hombre espera de la mujer sexo, atención y tranquilidad, siente haber adquirido algo propio y descuenta que todo ya esta pactado, su propósito es más lineal, mas sencillo, su madre atendió y facilito así todo y espera lo mismo de su mujer.
El hombre tiende a conservar la familia masculina y sus amigos. La mujer espera del hombre sexo, comprensión y comunicación, quiere compartir todo con el hombre, aun aquello que es netamente femenino, su padre es poco conversador y cree que podrá resolver ese detalle con su propia pareja. La mujer tiende a separarse de su familia femenina y sus amigas.
Estas son diferencias ancestrales difíciles de conciliar a no ser que cada uno sacrifique algo de su propia naturaleza.
Una buena decisión podría ser ofrecer aquello que necesita el otro, sin contemplar como primer objetivo la ganancia del retorno.

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